miércoles, 9 de noviembre de 2011

Central Park

Un poquito de historia, diseñado en los años de 1860 a 1870 por Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux en una zona pantanosa de la isla de Manhattan se hizo con la idea de proporcionar un espacio de ocio y descanso a los neoyorquinos sin distinción de clase, religión o raza, si lo pensáis, objetivo claramente alcanzado y que en nada se parece al que perseguían los preciosos jardines europeos. Conciertos al aire libre, animales paseando, gente corriendo, praderas infinitas donde descansar, todo lo que puedas pedir de un parque, lo tienes. En mi guía lo denominaban "el parque del pueblo2 y creo que es de lo más acertado.
Durante la gran depresión del 29 se pobló de infraviviendas de todos aquellos que lo perdieron todo en la gran depresión y en la película "Cinderella man" se ve este detalle que os cuento, lo que no he conseguido saber es como fue solventada esa ocupación y la posterior desocupación.

Tomada desde lo alto del Rockefeller Center -Top of the rock- ofrece una visión de lo inmenso que es Central Park, con sus 3,41 kilómetros cuadrados es un verdadero oasis de paz en la siempre ajetreada Nueva York. El tráfico es salvado con 4 calles que lo atraviesan a distinto nivel y de las que no te das ni cuenta que están allí cuando estás paseando. Limita el parque con la 59 y la 110 al sur y al norte y con la quinta avenida y Central Park west por el este y el oeste, hay multitud de paradas de metro por las que llegar.

Yo arranqué mi paseo partiendo desde los famosos y ultra lujosos apartamentos Dakota, lugar donde vivía John Lennon y donde vive aún su mujer, en ellos se filmó la película de La semilla del diablo, arrastran leyendas pero de las que tampoco debemos dar demasiado crédito.

Mi paseo comenzó en Straberry Fields, un jardín con forma de lágrima y que se mantiene gracias a una donación de un millón de dólares que donó Yoko Ono, un mosaico rodeado de olmos con la palabra Imagine es uno de los lugares más concurridos del parque, yo tuve que esperar unos instantes para poder sacar estas fotos y eso que eran la 9 de la mañana. 

Rodeando al lago, hay miradores de aves  desde donde puedes ver a verdaderos aficionados  observándolas, pude leer todas las especies que puedes encontrar pero yo no soy un experto en ornitología y no le dediqué demasiado tiempo a los plumíferos seres alados. Con excepción de las praderas de césped y los campos de deportes que existen, la naturaleza crece a su ritmo y aunque es cuidada y mimada no da la sensación de ser dirigida a un fin decorativo concreto.




En el centro de la fuente de Bethesda está la estatua del Ángel de las aguas, es una de las estatuas más conocidas pero el parque está repleto de ellas, la más famosa quizás la de Alicia en el pais de las maravillas y que cuando llegué estaba llenita de críos dando vueltas y que me quedé sin fotografiar. Hay un recorrido casi exclusivo de estatuas pero a mi cuando empecé me puso de muy mala leche ver la de los caídos del Maine y más cuando en la historia oficial de los yanquis ese buque estalló por culpa de un torpedo de un buque español sabiendo que hay estudios posteriores de ellos mismos -ver libro al respecto del "El enigma del Maine" de Agustín Remesal- que demuestran que estalló por una negligencia suya en el almacenamiento de la pólvora, lo más hiriente quizás sea que encima está al lado de las estatuas de los próceres de las independencias de los países de América Latina. Las dos fotos son la misma, lo único que he hecho es manipular el contraste y el color con un procesador de imágenes de Canon.

Los miradores están desperdigados a los largo y ancho del lago, se pueden ver y seguir a través de la Rambla, dicen que es el mejor sitio para observar a las aves pero a mi lo que me llamó la atención en el paseo de la Rambla fue ese puente. Hay un antiguo carrusel que yo no llegué a ver, pero porque me perdí y el Metropolitan me estaba esperando.

Cuando tomé la foto desde lo alto del Rockefeller Center me di cuenta que las tomas desde abajo hacia la línea de rascacielos era mejor que las que se tomaban desde arriba. Intenté hacer un juego de espejos con el agua pero no fui capaz, la altura y mi impericia "fotera" no me lo permitieron.

El palacio Belvedere del siglo XIX ofrece algunas de las mejores vistas del parque y está muy cerca del teatro Delacorte que ofrece montajes de Shakespeare al aire libre de mucho renombre, evidentemente cuando yo estuve no había representación prevista y a la hora que paseé por allí pues menos todavía claro.

Otra imagen de la línea de rascacielos desde las orillas del lago, es difícil para un no lugareño identificar los edificios pero seguro que alguno se atreve si ya ha pasado más tiempo que yo en la gran manzana. Me estoy imaginando esta imagen tres semanas más tardes con sus ocres y amarillos y la foto sería espectacular aunque el otoño y yo nos llevemos fatal.

Aunque no la he colgado, los bancos del parque están patrocinados por parejas de enamorados y al colgar esta foto me acordé, hay paseos que son simplemente deliciosos y por instantes recordé algunos de los jardines que vi en Japón.

La plaza de la fuente de Bethesda, desde allí puedes ponerte en camino hacia el embarcadero para tomar una barca y remar en el lago, la recordareis de muchas películas o de la misma serie CSI New York en uno de sis capítulos, la plaza es muy amplia y ofrece vistas muy relajantes. En la plaza podéis comer crepes o helados pero a la hora que yo pasé por allí sólo hubiese tomado un café, caminando muy poquito se llega al Loeb boathouse que es donde se pueden alquilar barcas de remos para perderse por el lago..

Los habitantes permanentes del parque, no tienen vergüenza y las puedes fotografiar a discrección, a mi me siguen pareciendo ratas con cola peluda pero es que me atascan los canalones en invierno por la basura que dejan de roer piñas, son más grandes que las que se podían ver por el Retiro y de un color marrón bastante más feo que las que puedes ver en la sierra de Madrid que son más pequeñitas y de un color rojizo menos desagradable.

El obelisco de Cleopatra que fue regalado por Egipto a USA por su ayuda en la apertura del canal de Suez en 1877, está peor conservado que cualquiera de los de Roma o el de París pero tiene unas placas de bronce con las traducciones de los jeroglíficos.



¿Recordáis la película Madagascar? pues es la entrada del Zoo de Nueva York al que evidentemente no fui pero que dicen que es una delicia para los niños, como en la película, los pingüinos son la estrella de este zoo.