lunes, 10 de noviembre de 2014

Viena

El transporte en Viena es eficaz, rápido y limpio, la llegada en tren desde Praga o Budapest no precisan de ayudas externas pues el metro es claro y accesible, atención a los que quieran pasar sin pagar porque está chupado pero no lo recomiendo, hay inspectores que en cuanto oyen un idioma que no sea el alemán piden el billete, sacar un billete de días y moveros en tranvía, los paseos son una delicia.



En una de las paradas del Ringstrasse está el parque donde está el Kursal, lugar especial para escuchar música clásica y empaparse de las composiciones precisamente del personaje de la foto, Johann Strauss, se puede pasear tranquilamente y descansar, cosa que viene de perlas cuando pateas Viena. Aunque no viene a cuento en esta foto, veréis a lo largo y ancho de Viena lugares al aire libre para pedir y comeros un perrito caliente que suelen estar muy buenos, quitan el apetito y con una cerveza saben a gloria bendita.


 Una de las mejores cosas que tiene Viena es que el casco antiguo es muy pateable, los museos, palacios, ópera o la gruta imperial está todo a un pequeño y agradable paseo.
Estas serie de tres fotos pertenecen a la Kaisergruft que es el panteón de la familia Habsburgo desde el siglo XVII, está debajo de una iglesia capuchina que pasa casi desapercibida; encontraréis a la emperatriz Maria Teresa, Carlos IV o el archifamoso Francisco José y su esposa Sisí. Algunos mausoleos son muy espartanos comparados con los trabajos realizados en otros de ellos, en cualquier caso, un buen flash porque hace falta para sacar buenas fotos; ah y silencio, estáis en una iglesia. Desde la cripta imperial hasta la ópera o el museo Albertina están a nada; ojito a las cafeterías, son famosas en elmundo entero pero lo que no se dice nunca es que la educación de los camareros brilla por su ausencia o mejor dicho, su simpatía es algo no viene de serie.


Una visita interesante es la de los aposentos imperiales, ocupados por Francisco José I y Sisí destacan por su opulencia, decoración y mobiliario, la primera parte de la visita comprende los bajos del palacio donde están las colecciones reales de vajillas, etc; esta parte si la hacéis a la carrera mejor, es curioso pero no arrebatador, porque después de 20 minutos viendo platos, salseras y soperas, acabas un poquito saturado. No se pueden hacer fotos a los aposentos de Sisí y la exposición sobre su figura merece la pena, se puede sacar una buena idea de como era la Austria de finales del XIX y principios del XX, las tensiones territoriales con las diferentes partes del imperio, usos y costumbres y todo ello muy alejado de la imagen que tenemos de la sosa Romy Schneider.
Curioso, las calefacciones de cerámica y el baño privado de la emperatriz.




Un detalle de una presentación de una mesa imperial, lo de las servilletas tenía tela y misterio, no es broma.
Lo mejor con todo de esa colección de vajillas son los centros de mesa, hay uno que debe medir unos 30 metros con arreglos de mesa, cuberterías, vasos, centros de mesa, etc; no os extrañe saber que las vajillas se fundieron repetidas veces para sufragar gastos de guerra y por lo tanto no son tan viejas como se pueda suponer
La entrada al palacio, la escuela española de equitación está al lado y pasando por entre esas puertas se accede a los aposentos privados y más allá se llega a un precioso parque, la biblioteca nacional y poco más a la plaza de María Teresa donde se encuentran los museos de ciencias naturales y de pintura, el parque merece un descanso con algunas esculturas curiosas, un panteón y una imagen del parlamento muy al estilo griego.
En la entrada hay una parada de coches de caballos para las parejitas y unas ruinas de un fuerte romano. La imagen nocturna es infinitamente mejor.


La biblioteca nacional, yo no pude pasar porque ese día no se podía y yo no era estudiante o investigador, dicen que tiene una sala barroca de la época de Carlos IV, el Prunksaal, que es una delicia, si tenéis más suerte que yo ya me contaréis. 


Detalle de estatua del Parlamento, como os apuntaba, neoclásico por los cuatro costados. La línea de tranvía que pasa por su puerta es la que hace el Ringstrasse, casi para ver Viena merece la pena sentarse en él y darse la vuelta entera pues rodea todo el casco antiguo; veréis edificios que rivalizarían con zonas de Paris pues no en vano estuvieron a leches los dos imperios unos cuantos añitos, que raro, los franceses siempre haciendo "amigos".



Llegamos a la plaza de María teresa, desde ella y rodeada de cuatro generales entre los que se encuentra el famoso Radetzky, militar checo que inspiró la composición de Strauss; da a tres museos de los que solo pude visitar uno de ellos, el de arte con una colección interesantísima que no desmerece otras. A algunos y en una posterior entrada lo mostraré os resultará curioso el vínculo de los Habsburgo alemanes y los españoles .
La fachada de ambos museos es igual, el parque tienen algunas estatuas que se esconden entre la vegetación y todo ello con una limpieza que da gusto; en un espacio enorme donde no se escucha el bullicio de la calle o el tráfico.
Lamento haberme perdido la Venus de Willendorf y la de Galgenberg, pero bueno, para la siguiente visita.

Un detalle de una de las estatuas del parque en la parte trasera del mueso de arte y el palacio imperial.


En mis paseos nocturnos vi una pastelería de la calle Kohlmarkt donde encontré esta curiosa muñeca con mangas pasteleras como sujetador y con bombones por todos lados. En las calles peatonales es frecuente encontrar a gente cantando piezas de obras de ópera e incluso una mujer oriental tocando un piano que se llevó cuando terminó.




Tuve la mala suerte de que estaba en rehabilitación la fachada de la ópera porque el edificio es precioso, en muchos hoteles te ofrecen conciertos pero atentos, es posible que os manden a freir espárragos a escucharlos, fijaros bien, yo estuve a punto de picar, ofrecen una gala con música y cena y lo referencian con lugares emblemáticos y no es mentira del todo, es una especie de programa B de esos lugares; en cualquier caso, veréis música, oiréis música, viviréis música no en vano estáis en Viena.
La parada también está dentro del anillo que os comentaba.
Un detalle del tejado de pizarra de la catedral San Esteban de Viena, el imperio Austrohúngaro fue un freno tanto para las pretensiones otomanas de llegar al corazón de Europa, no en vano estuvieron cercados por los turcos y de esa época viene la invención del croisant -cuenta la leyenda que los pasteleros al tenerse que levantar muy temprano para hacer el pan oyeron como una zapa del ejercito turco se dirigía hacia sus murallas y avisando a las autoridades pudieron hacer una contramina frustrando el intento de derribar las murallas- y freno también para el protestantismo, contando con el apoyo de la monarquía hispana pues ese fue el compromiso del hermano de Carlos I al heredar la corona del imperio -por cierto, está enterrado en Praga y no en Viena-. Si visitáis el panteón de El Escorial esos escudos y esas águilas os resultarán familiares. 



Mozart, Mozart, Mozart, que puedo contar, se puede visitar la casa de Mozart, la de Beethoven pero lo mejor es su música.
Si vais buscando música en CD para regalar yo me volví mico y al final encontré un disco editado por el segundo centenario de su muerte y lo encontré en una tienda de recuerdos al lado de la catedral de San Esteban, pero no vi más.
Por norma general los vieneses son muy estirados, les cuesta un triunfo sonreír y de ello me di cuenta cuando una mujer sudamericana que estaba en la cafetería de mi hotel al servir el desayuno a los hospedados y a la que ninguno la respondía y yo la deseé un buen día, una sonrisa como una raja de sandía iluminó toda la sala; pues digo estirados y secos, lo de los camareros de las cafeterías roza lo surrealista, no te sirven el café y la tarta -la tarta de chocolate Sacher-, te la arrojan, en fin, uno de vacaciones y si va solo, pues termina por pasar de ello, aún así yo descubrí un sitio para cenar del que lamentablemente no tengo el nombre que era todo lo contrario.

Monumento que conmemora la "derrota" de la peste en la ciudad de Viena.